La pintora Tamara de Lempika fue la artista que mejor representó el glamour y la elegancia de la época de entreguerras.
Esta obra fue realizada expresamente para la revista de moda alemana Die Dame, una revista que quería lucir en su portada la imagen de una mujer independiente, segura de sí misma y que no necesita el cuidado de ningún hombre.
Así, la pintora se autorretrata conduciendo un fabuloso Bugatti verde. La mirada de la figura femenina concentra toda la atención, convirtiéndola en el arquetipo de femme fatale tan típico de los años 20.