Velázquez es, también, el autor de esta obra conocida popularmente como Las hilanderas. El cuadro encierra, en realidad, una fábula mitológica, que aleja el cuadro de su concepción como pintura costumbrista o de género.
Velázquez representa el mito de Aracne, una habilidosa tejedora que se atrevió a retar a la diosa Atenea en el arte de tejer. Como en cualquier mito, la hibris, o arrogancia desmesurada de los hombres, es castigada por los dioses, tal y como le ocurrió a Aracne, que fue convertida en araña por la diosa.
El estilo barroco permite entender las claves del cuadro: en primer plano, Velázquez sitúa un cortinaje, un elemento teatral, que es descorrido por una de las muchachas tejedoras, permitiendo al espectador contemplar la escena.
Tras las tejedoras del primer plano, se sitúan, en el fondo, Atenea y Aracne junto con el tapiz que, esta última, había tejido para retar a la diosa. El tapiz representa El rapto de Europa, de Tiziano. Un guiño de Velázquez al pintor veneciano.